A diario utilizamos multitud de aplicaciones en nuestros equipos de trabajo. Gestores de correo, suites ofimáticas, programas de edición gráfica, IDEs para el desarrollo… En cada empresa, incluso en cada departamento, se emplea diferente software en función de los requisitos de cada equipo.
Este escenario, aunque habitual en la mayoría de empresas, conlleva una serie de limitaciones y cargas de trabajo añadidas. Por ejemplo, si queremos actualizar el editor de documentos a la última versión, tendremos que hacerlo en todos los ordenadores donde esté instalado. O al incorporar un nuevo equipo de trabajo en la empresa deberemos añadir todas las aplicaciones necesarias desde 0.
Existe una tecnología que nos permite ahorrarnos estas y muchas otras situaciones. Se trata de la virtualización de aplicaciones en la nube. En pocas palabras, consiste en una solución en la que cada aplicación se ejecuta en remoto en un entorno de Cloud Computing y accedemos a ellas mediante una conexión a Internet. En lugar de instalar el software en nuestros equipos, se incorpora a un servidor en la nube, al que nos conectaremos para utilizarla.
Este esquema aporta muchas ventajas a las empresas que lo implementan frente a la instalación tradicional de aplicaciones. A continuación resumimos las más relevantes:
Aplicaciones accesibles desde cualquier lugar. Dado que el software se instala y ejecuta en remoto, no está vinculado a un solo ordenador. Podemos acceder a las apps virtualizadas desde cualquier equipo, tanto en la oficina como fuera de ella. Sólo nos hará falta una conexión a Internet.
No necesitaremos equipos potentes. Existen aplicaciones que consumen bastantes recursos, por lo que necesitamos invertir en equipos de trabajo potentes. Con la virtualización de aplicaciones en la nube esto no es necesario, dado que el software no se ejecuta en nuestros propios equipos.
Mantenimiento y actualización centralizados. Si necesitamos, por ejemplo, aplicar una nueva actualización a una app utilizada en todos los equipos de la empresa, bastará con actualizar nuestra aplicación virtualizada en la nube. Nos ahorramos el lento proceso de acceder a cada equipo para aplicar este cambio.
Aplicaciones independientes del sistema operativo. En ocasiones, habrá equipos dentro de una misma empresa que empleen distintos sistemas operativos. Por ejemplo, Linux para programación, macOS para diseño o Windows para herramientas de ofimática. La virtualización de aplicaciones permite la independencia del sistema operativo de cada equipo, por lo que podremos trabajar con aplicaciones que normalmente no podríamos instalar en nuestro ordenador.
Reduce incompatibilidades y errores. Evitaremos que cada equipo tenga una versión diferente de una aplicación instalada, dado que todo el mundo accederá a la app virtualizada con las mismas características. De este modo evitamos problemas que surgen, por ejemplo, al compartir un documento creado con una versión más nueva de un programa con características incompatibles con la versión anterior.
Éstas son sólo algunas de las ventajas que ofrece la virtualización de aplicaciones en la nube. Si en vuestra empresa queréis empezar a trabajar con esta solución, en Opennova Solutions estaremos encantados de ayudaros.
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